lunes, 5 de octubre de 2020

Francis Bacon

                            


De los estudios

(1597)

Los estudios sirven para el deleite, para el ornamento y para la capacitación. Su principal utilización como deleite es en la vida privada y el retiro; como ornamento, en la conversación; y como capacitación, en el juicio y disposición de los asuntos; porque los hombres con experiencia, pueden ejecutar sus acciones y quizá juzgar los detalles uno por uno; pero los conceptos generales, los planes y programas, se resuelven de mejor manera si son aprendidos. Usar demasiado tiempo en los estudios es pereza; usarlos demasiado para ornamento, es afectación; hacer un juicio de las cosas según sus reglas, es propio de estudiantes. Los estudios perfeccionan la naturaleza y son perfeccionados por la experiencia; porque las habilidades naturales son como las plantas, deben ser podadas por el estudio; y los estudios que toman direcciones demasiado generales, deben ser limitados por la experiencia. Los hombres prácticos desprecian los estudios, los hombres simples los admiran, y los hombres inteligentes los usan; ya que ellos enseñan, no su propio empleo; sino que esta es una sabiduría que está más allá de ellos, y por encima de ellos, ganada por la observación. Hay que leer pero no para contradecir y refutar; ni para creer y dar por sentado; ni para encontrar tema de charla y conversación; sino para sopesar y considerar. Algunos libros deben ser probados, otros deben ser tragados, y unos pocos deben ser masticados y digeridos; es decir, algunos libros deben ser leídos sólo en partes; otros deben ser leídos, pero no cuidadosamente; y unos cuantos deberán ser leídos totalmente con diligencia y atención. Algunos libros también pueden ser leídos por comentarios y extractos hechos por otros; pero esto sería sólo en los argumentos menos importantes, y en el tipo de libros más endebles, además aquellos que son destilados se parecen a las aguas destiladas, es decir insípidas. La lectura hace al hombre completo; la conversación le prepara; y la escritura le da exactitud. Por lo tanto, si un hombre escribe poco, tendrá necesidad de una gran memoria; si conversa poco, tendrá necesidad de mantener su ingenio presente: y si lee poco, tendrá necesidad de ser astuto, para que parezca saber lo que no sabe. Las historias hacen a los hombres sabios; los poetas, los hacen ingeniosos; las matemáticas, sutiles; la filosofía natural, profundos; graves, la moral; la lógica y la retórica, diestros en discutir. Abeunt studia in mores1. Es más, no hay ninguna dilación o impedimento de la inteligencia, que no pueda ser eliminado con los estudios apropiados; así como con las enfermedades del cuerpo que pueden tener ejercicios más apropiados. Los bolos son buenos para el mal de piedra y los riñones; aspirar fuertemente, para los pulmones y el pecho; un paseo apacible para el estómago; la equitación para la cabeza; y otros por el estilo. Si el ingenio de un hombre divagara, déjele estudiar matemáticas; ya que en las demostraciones si su ingenio se distrajera aunque sea un poco, habría de empezar de nuevo. Si no es apto para distinguir o encontrar diferencias, déjele estudiar a los escolásticos; ya que ellos son cymini sectores2. Si no es bueno para discutir sobre algunos asuntos, y enunciar una cosa a fin de demostrar e ilustrar a otros, déjele estudiar los casos de los abogados. Entonces para cada defecto de la mente se puede tener una receta especial.

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1Los estudios influyen en las costumbres. (Ovidio, Heroídas XV, 83)

2Literalmente: “partidores de caminos”.

Francis Bacon (1561–1626).  Essays, Civil and Moral.

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