(1597)
Los estudios sirven para el deleite,
para el ornamento y para la capacitación. Su principal utilización como deleite
es en la vida privada y el retiro; como ornamento, en la conversación; y como capacitación,
en el juicio y disposición de los asuntos; porque los hombres con experiencia,
pueden ejecutar sus acciones y quizá juzgar los detalles uno por uno; pero los
conceptos generales, los planes y programas, se resuelven de mejor manera si
son aprendidos. Usar demasiado tiempo en los estudios es pereza; usarlos
demasiado para ornamento, es afectación; hacer un juicio de las cosas según sus
reglas, es propio de estudiantes. Los estudios perfeccionan la naturaleza y son
perfeccionados por la experiencia; porque las habilidades naturales son como
las plantas, deben ser podadas por el estudio; y los estudios que toman
direcciones demasiado generales, deben ser limitados por la experiencia. Los
hombres prácticos desprecian los estudios, los hombres simples los admiran, y
los hombres inteligentes los usan; ya que ellos enseñan, no su propio empleo;
sino que esta es una sabiduría que está más allá de ellos, y por encima de
ellos, ganada por la observación. Hay que leer pero no para contradecir y
refutar; ni para creer y dar por sentado; ni para encontrar tema de charla y conversación;
sino para sopesar y considerar. Algunos libros deben ser probados, otros deben
ser tragados, y unos pocos deben ser masticados y digeridos; es decir, algunos
libros deben ser leídos sólo en partes; otros deben ser leídos, pero no
cuidadosamente; y unos cuantos deberán ser leídos totalmente con diligencia y
atención. Algunos libros también pueden ser leídos por comentarios y extractos
hechos por otros; pero esto sería sólo en los argumentos menos importantes, y
en el tipo de libros más endebles, además aquellos que son destilados se
parecen a las aguas destiladas, es decir insípidas. La lectura hace al hombre
completo; la conversación le prepara; y la escritura le da exactitud. Por lo
tanto, si un hombre escribe poco, tendrá necesidad de una gran memoria; si conversa
poco, tendrá necesidad de mantener su ingenio presente: y si lee poco, tendrá
necesidad de ser astuto, para que parezca saber lo que no sabe. Las historias
hacen a los hombres sabios; los poetas, los hacen ingeniosos; las matemáticas,
sutiles; la filosofía natural, profundos; graves, la moral; la lógica y la
retórica, diestros en discutir. Abeunt
studia in mores1. Es más, no hay ninguna dilación o
impedimento de la inteligencia, que no pueda ser eliminado con los estudios
apropiados; así como con las enfermedades del cuerpo que pueden tener ejercicios
más apropiados. Los bolos son buenos para el mal de piedra y los riñones;
aspirar fuertemente, para los pulmones y el pecho; un paseo apacible para el
estómago; la equitación para la cabeza; y otros por el estilo. Si el ingenio de
un hombre divagara, déjele estudiar matemáticas; ya que en las demostraciones
si su ingenio se distrajera aunque sea un poco, habría de empezar de nuevo. Si
no es apto para distinguir o encontrar diferencias, déjele estudiar a los escolásticos;
ya que ellos son cymini
sectores2. Si no es bueno para discutir sobre algunos
asuntos, y enunciar una cosa a fin de demostrar e ilustrar a otros, déjele
estudiar los casos de los abogados. Entonces para cada defecto de la mente se
puede tener una receta especial.
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1Los estudios influyen en las costumbres. (Ovidio, Heroídas XV, 83)
2Literalmente: “partidores de caminos”.
Francis Bacon (1561–1626). Essays,
Civil and Moral.
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