lunes, 11 de diciembre de 2023

Najlepiej w zyciu ma twój kot. Listy = Lo mejor de la vida es tu gato. Cartas

 


Propósitos

PROPÓSITOS PARA CUANDO LLEGUE A VIEJO

No casarme con una mujer joven.

No relacionarme con los jóvenes a menos que ellos me lo pidan.

No ser malhumorado, ni taciturno, ni desconfiado.

No desdeñar los usos, reputaciones, modas, guerras, ni a los hombres actuales.

No encariñarme con los niños, ni permitir siquiera que se acerquen a mí.

No repetir la misma historia una y otra vez a los mismos interlocutores.

No ser codicioso.

No descuidar el decoro ni el aseo personal, para no resultar repugnante.

No ser demasiado severo con los jóvenes, sino mostrar indulgencia con sus locuras juveniles y sus flaquezas.

No dejarme influir ni prestar atención a los chismes de los criados u otras personas.

No prodigarme en consejos ni abrumar a nadie, excepto a aquellos que me lo pidan.

Pedirles a algunos buenos amigos que me comuniquen cuales de estos propósitos quebranto o desatiendo, y que me digan cuando lo he hecho, para enmendarme.

No hablar mucho, ni siquiera de mí mismo.

No alardear de mi apostura, vitalidad o fortuna de antaño ante las damas u otras personas.

No prestar atención a los halagos, ni imaginar que puedo despertar el amor de una joven dama et eos qui hereditatem captat odisse ac vitare (y aborrecer y evitar a quienes ambicionan mi herencia).

No ser categórico ni porfiado.

No empeñarme en cumplir todas estas reglas, no vaya a ser que al final no observe ninguna.

Jonathan Swift,  Ideas para sobrevivir a la conjura de los necios, Península, Barcelona, 2000.

domingo, 25 de junio de 2023


 



Veles e Vents

Ausiàs March, XLVI - Veles e vents

 Veles e vents han mos desigs complir

 faent camins dubtosos per la mar.
 Mestre i ponent contra d'ells veig armar:
 xaloc, llevant, los deuen subvenir,
 ab llurs amics lo grec e lo migjorn,
 fent humils precs al vent tremuntanal
 que en son bufar los sia parcial
 e que tots cinc complesquen mon retorn.

Bullirà el mar com la cassola en forn,
mudant color e l'estat natural,
e mostrarà voler tota res mal
que sobre si atur un punt al jorn.
Grans e pocs peixs a recors correran
e cercaran amagatalls secrets:
fugint al mar on són nodrits e fets,
per gran remei en terra eixiran.

Los pelegrins tots ensems votaran
e prometran molts dons de cera fets:
la gran paor traurà al llum los secrets
que al confés descuberts no seran.
E en lo perill no em caureu de l'esment,
ans votaré al Déu qui ens ha lligats
de no minvar mes fermes voluntats
e que tots temps me sereu de present.

Jo tem la mort per no ser-vos absent,
per què amor, per mort, és anul·lats,
mas jo no creu que mon voler sobrats
pusca esser per tal departiment.
Jo só gelós de vostre escàs voler
que, jo morint, no meta mi en oblit.
Sols est pensar me tol del món delit,
car, nós vivint, no creu se pusca fer:

aprés ma mort, d'amar perdau poder
e sia tots en ira convertit.
E jo, forçat d'aquest món ser eixit,
tot lo meu mal serà vós no veer.
Oh Déu, ¿per què terme no hi ha en amor,
car prop d'aquell jo em trobara tot sol?
Vostre voler sabera quant me vol,
tement, fiant, de tot l'avenidor!

Jo son aquell pus extrem amador
aprés d'aquell a qui Déu vida tol:
puix jo son viu, mon cor no mostra dol
tant com la mort, per sa extrema dolor.
A bé o mal d'amor jo só dispost,
mas, per mon fat, fortuna cas no em porta:
tot esvetlat, ab desbarrada porta,
me trobarà faent humil respost.

Jo desig ço que em porà ser gran cost
i aquest esper de molts mals m'aconhorta;
a mi no em plau ma vida ser estorta
d'un cas molt fer, qual prec Déu sia tost.
Lladoncs, les gents, no els calrà donar fe
al que amor fora mi obrarà:
lo seu poder en acte es mostrarà
e los meus dits ab los fets provaré.

Amor, de vós, jo en sent més que no en sé,
de què la part pijor me'n romandrà,
e de vós sap lo qui sens vós està:
a joc de daus vos acompararé.

El text correspon a l'edició de Joan Ferraté. Les poesies d'Ausiàs March. Introducció i text revisat per Joan Ferraté. Quaderns Crema. Barcelona, 1979.

viernes, 2 de junio de 2023

Ay, que te tengo abandonado

    Miraré de ahora en adelante de retomar el blog ya mucho tiempo abandonado.

Para reanudarlo cuelgo las últimas lecturas. Sirvan de sugerencias.

 

 








LA COLUMNA DE PAJA

Según se comenta estos días, al parecer ya se están escribiendo columnas con inteligencia artificial que nadie es capaz de detectar. Cabe preguntarse si el mérito es solo del algoritmo o también ha contribuido a ello la claudicación de nuestras capacidades imaginativas. Cada vez que la humanidad conoce una mutación técnica se producen inesperadas transformaciones epistemológicas. Con el mito del dios Theuth, expuesto por Sócrates en el Fedro, Platón dramatizó las consecuencias que la escritura había tenido para la memoria. El rey egipcio Thamus enfrió el entusiasmo de la divinidad por su invento replicando que a partir de entonces los hombres perderían la soberanía de su inteligencia, que ya no sería interior sino que dependería de un signo externo que alienaría para siempre su conocimiento. Thamus y Theuth, la ley y el culto, han quedado desde entonces como la representación metafórica de las tensiones entre la invención de nuevos artificios y la necesaria vigilancia sobre sus efectos. 

Si ya no somos capaces de distinguir una columna artificial de otra humana tal vez sea porque tanto nuestra percepción como nuestro razonamiento se están volviendo mecánicos. Estamos cada vez más rodeados de dispositivos que cumplen funciones de la conciencia. La facultad del gusto, por ejemplo, se puede decir que ya está por completo hipertrofiada, algo que puede tener consecuencias imprevisibles para el acto moral de la elección y la decisión. El miedo a pensar solo será uno de los problemas humanos de este siglo. De un tiempo a esta parte, se observa en el periodismo y en la literatura una tendencia a justificar y paliar las propias opiniones o a extremarlas burdamente para causar el efecto contrario. La dóxa artificial empezó a desplegar su poder mucho antes de que se conociera el ChatGPT, que no es sino la consecuencia de todo ello. Después de haber destruido la atención y la concentración, solo quedaba un paso para domesticar la imaginación y ponerla al servicio de la tecnología. El malogrado Bernard Stiegler, el filósofo que en nuestra época más reflexionó sobre el mito platónico de la escritura como fármakon, habló de la proletarización y homogeneización cultural causadas por una especie de sincronización perceptiva y afectiva y por tanto cognitiva.

En el siglo pasado, Sergiu Celibidache, el gran director de orquesta rumano, se negó con una terquedad suicida a grabar discos porque a su juicio el micrófono destruía buena parte de la experiencia musical y añadía otra de su propia cosecha. Cuando hoy en día se leen o se escuchan comentarios sobre los registros que –afortunadamente, todo hay que decirlo– nos han quedado de sus conciertos, algunos sedicentes expertos juzgan sus versiones «demasiado lentas» o «autoindulgentes». Celibidache solía decir a sus alumnos que la lentitud es la única manera de que el oído perciba todas las coloraciones de la masa sonora, pero que eso solo era efectivo en vivo. Al grabarse, la riqueza se perdía y se convertía en algo «demasiado lento». De ello también se deriva que el oído se haya acostumbrado a reconocer como «bueno» o «adecuado» algo que sólo lo es desde el punto de vista mecánico, en un ámbito que ya nada tiene que ver con la vida. En consecuencia, buena parte de la música de nuestros días se hace para ser enlatada porque ya no somos capaces de distinguir entre el sonido vivo y el artificial. 

Ocurre lo mismo con la opinión pública. Cada cabecera genera sus corrientes, sus dogmas, sus tópicos e incluso su estilo, hasta el punto de que uno podría escribir artículos a la manera de tal o cual periódico o según los intereses de este o aquel partido. La prueba está en que cuando un determinado columnista se sale de la línea oficial que se espera encontrar en ese medio, indefectiblemente recibe insultos automáticos por parte de los lectores, muchos de los cuales ya no leen para contrastar sus propias convicciones sobre tal o cual asunto sino solo para confirmar sus filias y sus fobias. En lo que constituye otra consecuencia de la  mecanización, hay una especie de ansiedad por parte del consumidor de noticias que exige que todos los días el mercado digital le provea de argumentos, pruebas y razones que sostengan su particular asco de vivir, que en el fondo no está hecho sino de una intoxicación de titulares generados por esa automatización inducida. Uno busca lo que quiere oír y al final su teléfono se convierte en el basurero del que se alimenta y que nutre su pensamiento sobre la actualidad.

El algoritmo, por tanto, opera sobre un terreno abonado, puesto que tanto el columnista como el lector ya han automatizado su pensamiento y solo esperan una confirmación de sus opiniones por parte del texto. Discutir se está volviendo cada vez más difícil porque el razonamiento está preso de reacciones primarias, cuando la reflexión es siempre secundaria y problemática. ¿Por qué los hombres luchan por su esclavitud como si se tratase de su libertad? ¿Por qué es tan difícil soportar la libertad? Son preguntas que se hacía Spinoza en 1665 y que, a la luz de todo esto, adquieren una especial vibración. El filósofo luchó para que el juicio se emancipara en su época del dogma teológico y pagó su osadía con una soledad que hoy vuelve a ser emocionante y ejemplar, por no decir necesaria.  Que la inteligencia artificial escriba columnas sin que nosotros seamos capaces de notar la diferencia no solo es un mérito del artilugio sino también un síntoma del estado en el que se encuentra nuestro propio intelecto. El algoritmo no ha hecho más que recoger el cadáver, ponerle unos hilos y manejarlo a su antojo. Viene a la memoria aquel cuadro temprano de Goya, El pelele, en realidad un cartón para tapiz, en el que se ve a unas jóvenes manteando a un muñeco de paja. La alegría de la escena contrasta con la expresión siniestra del pelele, que parece estar anunciando algo distinto a lo que imaginan las doncellas en ese rito festivo con el que probablemente se despedían de su virginidad.

https://theobjective.com/elsubjetivo/opinion/2023-05-07/columna-paja-inteligencia-artificial/

Editor, traductor, profesor, poeta y ensayista.

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Francisco de Aldana

 El ímpetu cruel de mi destino

¡cómo me arroja miserablemente

de tierra en tierra, de una en otra gente,

cerrando a mi quietud siempre el camino!


¡Oh!, si tanto mal grave y contino,

roto su velo mísero y doliente,

el alma con un vuelo diligente

volviese a la región de donde vino,


iríame por el cielo en compañía

del alma de un caro y dulce amigo,

con quien hice común acá mi suerte.


¿Qué gran montón de cosas le diría,

cuáles y cuántas, sin temer castigo

de fortuna, de amor, de tiempo y muerte!