
3 Más tarde, hemos
encontrado esta misma sentencia en un discurso que M. [Porcio] Catón pronunció en Numancia ante la caballería2. Y, aunque las palabras de ésta son
algo más amplias y prolijas que las del dicho griego citado, sin embargo, por
ser anteriores en el tiempo y más antiguas, deben considerarse más merecedoras de
respeto. 4 Son éstas las palabras del citado discurso: “Pensad detenidamente:
si con anterioridad habéis hecho algo bueno con dolor, ese dolor lo olvidaréis
enseguida, el bien hecho os acompañará durante toda la vida; pero si habéis
hecho algo malo con placer, el placer se irá pronto, el mal hecho quedará
siempre a vuestro lado”.
NOTAS
1 Para Musonio, véase nota a 5,1,1. Cf. O. Hense , C. Musonius Rufus.
Reliquiae, Leipzig 1905 ,frag. 51.
2 Catón, frag. 17 Malcovati. Véase Tito Livio, 34,8. Catón, cónsul del
195, participó activamente en las campañas en Hispania, remontando el Ebro y
llegando ante Numancia.
XIX. Relato
tomado del libro de Heródoto sobre el tañedor de lira Arion.
1 Con palabra rápida
y fluida y con estilo brillante y delicado, Heródoto96 escribió un
relato sobre el célebre tañedor de lira Arión. 2. “Es muy antiguo y conocido
-dice- el cantor Arión, que tañía la lira. 3 Oriundo de la localidad y ciudad
de Metimna, perteneció a la tierra e isla entera de Lesbos. 4 En virtud de su
arte, este Arión fue un amigo muy querido de Periandro, rey de Corinto. 5 De la
corte del rey partió Arión para visitar las célebres Sicilia e Italia. 6 Cuando
llegó allí, en ambas regiones deleito el oído y el espíritu de todos y con esta
profesión agrado y conquisto el amor de la gente. 7 Mas tarde, cuando había
ganado gran cantidad de dinero y una buena fortuna, 8 decidió regresar a
Corinto y eligió a unos marineros corintios, porque le resultaban más conocidos
y amigos”. 9 Pero, una vez recibido a bordo y cuando el barco estaba en alta
mar, aquellos corintios, ávidos de dinero, tomaron la decisión de matar a
Arion. 10 Entonces él, habiendo comprendido que estaba perdido, les entrego
todos sus bienes y dinero, pidiéndoles únicamente que le respetaran la vida. 11
Los marineros, conmovidos por sus súplicas, se apiadaron y se abstuvieron de
darle muerte violenta con sus manos, pero le ordenaron que inmediatamente y delante
de ellos se arrojara al mar. 12 “Entonces -sigue diciendo Heródoto-, aquel
hombre, aterrado y perdida toda esperanza de vida, solo les suplicó una cosa más:
que antes de afrontar la muerte le permitieran ponerse todo su atuendo, coger
la lira y cantar una canción que lo consolara en aquel trance. 13 El capricho de
escucharlo se apoderó de aquellos feroces e inhumanos marineros; su suplica fue
atendida. 14 Y entonces, ceñido según su costumbre, revestido, engalanado y de
pie sobre la plataforma más alta de la popa, canto en tono muy elevado una
canción que se llama orthius97. 15 Al final de la canción,
con la lira y todo su atuendo, tal como estaba, de pie y cantando, se lanzó de
un gran salto al mar profundo. Los marineros, sin poner en duda lo más mínimo
su muerte, mantuvieron el rumbo que habían fijado. 16 Pero sucedió un hecho
nuevo, extraño y tierno”. De repente un delfín se acercó nadando entre las olas
y se colocó debajo de aquel hombre que flotaba y, elevando su espalda sobre las
olas, lo transportó y lo llevó sano y salvo y con todo su atuendo a Ténaro, en
tierras de Laconia. 17 Desde aquel lugar Arión se dirigió a Corinto y, tal cual
había sido transportado por el delfín, se presentó al sorprendido rey Periandro
y le contó el suceso tal como había ocurrido. 18 El rey no dio mucho crédito,
como si Arión estuviera mintiendo, 19 y ordenó ponerlo bajo custodia y, tras
alejarlo de allí, después de sondear a los marineros, les preguntó
disimuladamente si habían oído algo sobre Arión en las tierras de donde habían
venido. 20 Ellos respondieron que aquel hombre se hallaba en Italia cuando de allí
zarparon y que le iba bien, que gozaba del aprecio y del favor de las ciudades
y que vivía rico, disfrutando de opulentas riquezas y de la simpatía de la
gente. 21 Entonces, cuando estaban diciendo estas cosas, apareció Arión con la
lira y el atuendo con que se había arrojado al mar, 22 y los marineros, estupefactos,
quedaron convictos y no pudieron negarlo.
23 Heródoto afirma
que esta fábula la contaban lesbios y corintios y que, como prueba de la misma,
en Ténaro se mostraba a los visitantes dos estatuas de bronce: un delfín
nadando y un hombre sentado sobre él.
NOTAS
96 Gelio resume el
relato de Herodoto (1,23) sobre Arión. Complétese con Ovidio, Fast. 2,79-118,
Plutarco, Banquete de los siete sabios 18 y Plinio, Hist. Nat. 9,28.
Consúltense los siguientes estudios: T. Gesztelyi , “Arion bei Ovid, Fasti II
79-118”, ACD i 0-11, 1974-1975, 65-73. V. Rosaria, “The celebratory purpose of Herodotus. The story of Arion in
Histories 1,23-14”, Ramus 15, 1986, 93-104. J.T. Hooker, “Arion
and the delphin”, G&R 36, 1989, 141-146. Y. Julien, “Histoire d’Arion,
Du mythe a l’affaire judiciaire”, Melanges R. Marache, Rennes 1992,
pp.323-338.
97 Se trata de una
canción en tono ‘agudo’, que es lo que el adjetivo griego όρθιος significa
aplicado a la voz.
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