Samuel Langhorne Clemens (Florida, Misuri, 30 de noviembre de 1835 - Redding, Connecticut, 21 de abril de 1910), mejor conocido bajo su seudónimo de Mark Twain

• Nunca he
permitido que la escuela entorpeciese mi educación.
•
El cielo se gana por favores. Si fuera por méritos, usted se quedaría
fuera y su perro entraría.
• Suelen
hacer falta tres semanas para un discurso improvisado.
• Y así
va el mundo. Hay veces en que deseo sinceramente que Noé y su comitiva
hubiesen perdido el barco.
•
Sé virtuoso y te tendrán por excéntrico.
• Nada
necesita tanto una reforma como las costumbres ajenas.
• En dos
ocasiones no debería jugar el hombre: cuando no tiene dinero y cuando
lo tiene.
• La
buena educación consiste en esconder lo bueno que pensamos de
nosotros y lo malo que pensamos de los demás.
• Un
hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa.
•
El paraíso lo prefiero por el clima; el infierno, por la
compañía.
• Cuando
yo tenía catorce años, mi padre era tan ignorante que no podía
soportarle. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que
mi padre había aprendido en siete años.
•
Un banquero es un señor que nos presta un paraguas cuando hace sol y
nos lo exige cuando empieza a llover.
• He
descubierto que no hay forma más segura de saber si amas u odias a alguien que
hacer un viaje con él.
• Cada vez
que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una
pausa y reflexionar.
• Dejar
de fumar es fácil. Yo ya lo he dejado unas cien veces.
• La
diferencia entre la palabra adecuada y la casi correcta es la misma
que entre el rayo y la luciérnaga.
• Recogéis
a un perro que anda medio muerto de hambre, lo engordáis y no os
morderá. Esa es la diferencia más notable que hay entre un perro y un hombre.
• ¿Por qué
nos alegramos en las bodas y lloramos en los funerales? Porque
no somos la persona involucrada.
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